BARRIO DE LOS MAGRANERS
Los Magraners, un barrio construido desde la dignidad y la resistencia
Magraners es un barrio joven de Lleida que lleva una historia llena de lucha, autoconstrucción y bastante colectiva. Sus orígenes se remontan a la posguerra cuando muchas familias, especialmente de Andalucía, llegaron a la ciudad buscando una vida mejor. Sin recursos ni un lugar donde sentirse en casa, encontraron un espacio en las afueras, una colina abandonada y poco valiosa para la agricultura, pero con la oportunidad de empezar de nuevo.
Este asentamiento espontáneo creció al margen de la planificación urbana. Las primeras casas se levantaron sin servicios básicos: ni agua corriente, ni alcantarillado, ni electricidad. Pese a las condiciones difíciles, las familias empezaron a organizarse y construir ellos mismos su hogar. Calles como Martos, Real o Campiña recuerdan los sitios de origen de los primeros vecinos.
En la década de los cincuenta, las tensiones entre vecinos y propietarios de las tierras empezaron a aumentar. La falta de regularización y el miedo a ser desalojados llevaron al barrio a una situación crítica. El conflicto estalló cuando la Guardia Civil y las máquinas excavadoras aparecieron para derribar las chabolas. Pero los vecinos junto al padre jesuita Jaume Nadal al frente y con el apoyo especial de las mujeres del barrio, plantaron cara y se posicionaron frente a las máquinas deteniendo el derribo.
Esta acción valiente y simbólica marcó el inicio de un largo camino hacia la dignificación del barrio. Gracias a la presión de los vecinos y la mediación del padre Nadal, se empezó a legalizar la propiedad y, con el tiempo, llegaron algunos servicios básicos: la electricidad (1955), la escuela pública Sant Josep Obrer (1961), el alcantarillado (1972) y el agua corriente (1974).
Esta historia es también un relato de despertar político. Muchos vecinos se unieron en movimientos vecinales y antifranquistas, algunos vinculados al PSUC. La experiencia compartida de resistencia hizo nacer una fuerte conciencia colectiva, que todavía hoy perdura gracias a la Asociación de Vecinos de Magraners.
Granados representa la voluntad de pertenencia y la capacidad de construir comunidad desde las raíces más humildes. Su tejido social sigue activo, luchando por espacios, servicios y dignidad. Es un barrio que nació de la necesidad y creció con valentía.
Patrimonio y equipamientos: la construcción colectiva de un barrio con alma El barrio de Magraners es un lugar lleno de historia, con espacios y edificios emblemáticos que hablan del esfuerzo colectivo de sus gentes. Estos lugares son testigos de un tiempo en que careciendo de servicios, la comunidad demostró un gran empuje y autoorganización. Estos equipamientos no sólo satisfacen necesidades básicas, sino que se han convertido en verdaderos símbolos de resistencia, solidaridad y vida cotidiana:
El Aeródromo Civit y el Hangar (1929)
El origen de este espacio emblemático se remonta a 1927, cuando el señor Civit empezó a trabajar en la construcción de un aeródromo en unos terrenos suyos. La concesión llegó en 1929, y el aeródromo funcionó como infraestructura privada hasta 1934. Durante la Guerra Civil, fue utilizado con fines bélicos. Con el tiempo, el hangar se convirtió en un espacio clave para el barrio. Acogió clases escolares de forma temporal e incluso sirvió como vivienda provisional para familias sin techo. El propio señor Civit instaló un depósito de agua (1951-1953) con capacidad para 25.000 litros, fuentes y duchas públicas para vecinos y deportistas, y facilitó la primera conexión eléctrica. Hoy, Hangar es propiedad municipal y gestionado por la Asociación de Vecinos.
El Lavadero (1960)
Antes de que el barrio tuviera agua corriente, los primeros vecinos debían buscar agua en canales y acequias. El pozo inicial que se excavó tuvo que cerrarse por salinización. Por eso, la inauguración del lavadero en 1960 fue un momento decisivo. Alimentado por una acequia situada a 300 metros, se convirtió en un espacio esencial para la higiene y la socialización de muchas mujeres del barrio
El Depósito de Agua (1960–1965)
Ante la necesidad de un suministro de agua más fiable, los vecinos pidieron un mayor depósito. Construido entre 1960 y 1965, permitió la instalación de fuentes públicas y marcó el inicio de la urbanización parcial de la zona en 1966. Hasta 1973, el agua no llegaba todavía a las viviendas particulares, pero el mantenimiento semanal que garantizaban a los vecinos aseguraba un servicio mínimo pero esencial.
El Local Parroquial (1961)
Inaugurado en 1961, este espacio se convirtió en un centro social polivalente. Al año siguiente, en 1962, ya acogía una guardería, y en poco tiempo se consolidó como un espacio de servicios: cooperativa de consumo, dispensario médico, asesoramiento legal y sala de actos culturales. Era el corazón social y de cuidados del barrio en una época de grandes carencias.
El Centro Cívico (1961–1962)
Inicialmente construido como escuela y capilla, el centro cívico se inauguró entre 1961 y 1962. Funcionó como escuela hasta 1980, momento en el que fue adquirido por el Ayuntamiento.
Cine Goya
Otro símbolo querido por los vecinos que se inauguró en julio de 1967. Durante décadas, fue mucho más que una sala de cine, también acogía funciones como discoteca, sala de reuniones vecinales y espacio cultural.
Cada uno de estos espacios forma parte de la historia colectiva de Magraners: un barrio construido desde los cementos, con esfuerzo, empuje y solidaridad